Poniéndonos de acuerdo en que paradigma es la imagen mental subconsciente en que nos apoyamos para pensar o explicarnos, paso a contar una anécdota. He llegado al hábito de partir de una anécdota, elevarla a categoría y de ahí extraer ideas que son conclusiones o desarrollo de la categoría.
Es día 1 de noviembre de 2006, día de Todos Santos. En mi pueblo ese día se celebra la Misa en el cementerio. Me quedo en casa por cuestiones de salud. Mi hijo mayor, Nicolás, y mi nuera, Consue, se llevan a Misa a sus dos hijos mellizos, Pablo y Diego, que dos días antes han cumplido 2 años. Al terminar la Misa cogen a los niños en brazos y visitan la tumba de un amigo común, coordinador del Grupo Scout, fallecido a los 24 años. Ante la foto, Diego pregunta:- ¿Quién es? –señala la foto del amigo- Es Pepe, nuestro amigo- ¿Y ese quién es?- pregunta Pablo señalando a la foto del nicho de al lado.- Es el papá de Pepe que también se llama PepeLos niños pesan ya lo suyo y los bajan para que caminen cogidos de la mano de los papás. El cementerio está lleno de gente, que van de aquí para allá. Al volver a casa, pregunto a Pablo:- Has estado en el cementerio, ¿qué hay en el cementerio?- Iaio, el cementerio es Pepes, flores y muchas piernas, muchas, muchas. El paradigma del niño es: la realidad es una cosa y otra y otra... Tomada de: Nuevos paradigmas, Por Dico LebinNihil Obstat, nº 30
Una historia-enseñanza sufí del siglo XIII cuenta "un hombre que había descubierto el modo de entender el lenguaje de los animales, caminaba un día por la calle de una aldea. Vio un asno que acaba de rebuznar; a su lado se hallaba un perro, ladrando con todas sus fuerzas. A medida que se acercaba, fue interpretando el significado de este intercambio. El perro decía: —Toda esta charla sobre hierbas y pastos, cuando estoy esperando que digas algo sobre conejos y huesos, me aburre—. El hombre no pudo contenerse y objetó: —Existe, sin embargo, un hecho central, el uso del heno, que cumple la misma función que la carne—. Inmediatamente los animales se volvieron contra él. El perro ladró fieramente para ahogar sus palabras; y el burro con un bien asestado golpe de sus patas traseras, lo dejó inconsciente. Luego, volvieron a su discusión."
Tomado de: Paradigmas y paradogmas en las ciencias sociales
Por Dr. H. Daniel Dei, Universidad de Morón
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