Todo empezó en aquel abril, cuando nos dimos cuenta que desconociamos nuestra mayor riqueza(la biodiversidad), que el cerebro se mantiene despierto ante el camino desconocido, que podiamos hacer nuevos amigos y entrar en contacto con saberes y culturas ancestrales, que debiamos limpiar el cuerpo de impurezas y deleitarnos el alma con la belleza de nuestros paisajes, empezó cuando supimos que debiamos ecoalfabetizar y des alienar, pues; la alienación nos mantiene pegados al consumo, las marcas y a las vagas ideas que nos hacen extraños a la realidad. Así, entre caminos del pasado, llenos de futuro.... descubrimos que cada caminante sabe que la felicidad está en el camino.
Estas dos caminatas, 100 y 101, se las dedicamos a esos dos viejos amigos y maestros de toda la vida: Benjamín Puche Villadiego y Orlando Herera Fortich, el uno caminante de la cultura y el otro de la natura, quienes hace ya más de 20 años, viven en nosotros. Gonzalo Molina Arrieta.
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